Sacude los viejos espíritus
Y te veo sonreír de nuevo.
Un antiguo sabor de miel
Cicatriza en mis labios abiertos
Mientras te espero.
Como siempre
Llegas arrastrando
Los pies descalzos,
Alargas tus manos.
Con las mejillas encendidas,
Besas el aire fugaz
De mis párpados descoloridos,
El dolor de un suspiro.
Te acercas
No oso toser las llamas
De este viento hiriente
Que va tras de ti
Persiguiéndote
Guiándome siempre
Por los profundos márgenes
De los más íntimos rincones
Del resplandor de tu cuerpo Y me pierdo
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