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domingo, 19 de agosto de 2018

DESTROZOS



Destrozas tus uñas
Contra la pared
Difusa
Extravagante muro
De pésame y negación
Preclara
Que insufla llamas
Amarillas, rojas, azules
En los intestinos
De la apatía

Desmontas 
Los puzzles entumecientes
Confusos
Destellos de luz 
En un átomo raído
Neutro
Que se apaga en la oscuridad
De las mantas cuadriculadas
En el estómago
De la ignorancia

Descarados
Los gamberros pensamientos
Susurran engaños
Cepos
De ropa tendida
Antes de la tormenta
Te desmientes como siempre
Con un deseo añorando
La esperanza.

sábado, 18 de agosto de 2018

EL HIJO DEL TAXIDERMISTA

TXAC!!

El chasquido  de los guantes de látex al ajustarlos a las muñecas siempre le producía escalofríos de placer, igual que los instantes previos a un orgasmo. Debía hacerlo mejor esta vez. Era muy perfeccionista y el último trabajo no había acabado de convencerle. En esta ocasión alargó unos minutos el tiempo de congelación, manteniendo la temperatura. Una vez despellejado el cuerpo se dedicó a alisarlo concienzudamente con una pequeña y precisa amoladora pensada par tal menester hasta dejar reluciente toda la piel. También aumento mínimamente el tiempo de inmersión del cuerpo. La aguja del temporizador oscilaba rápida y convulsivamente en un epiléptico tembleque.

-Ya está- se dijo Abel.

Sacó el cuerpo de la piscina de escayola y lo dispuso de pie sobre el escalón más alto del pódium que presidía la habitación. En posición bípeda parecía más alto. Dispuso sus manos con las uñas mirando hacia el techo. Los colmillos asomaban sus puntas a través de una triunfal sonrisa. Prendió los ventiladores. Una vez estuvo la escayola seca, vistió el molde con la piel convenientemente encerada, pegando a ella con mucho cuidado  mechones de pelo allí donde fuese necesario. Aquel especímen era el ganador. Por eso lo había colocado en el número uno. En el dos estaba la madre, su esposa de Abel. En el tres, empatadas, sonreían las mellizas. El número uno solo tenía un ojo. Había perdido el izquierdo jugando con los nunchakus cuando crío. Ahora, desde el primer puesto del pódium le guiñaba un ojo. No había ninguna duda: el hijo del taxidermista, con su verde ojo derecho, era el ganador...

sábado, 4 de agosto de 2018

ACUARELA



Te diluyes
Tras el turquesa de la pintura
Que roba tu sonrisa
Te evaporas 
Como la nieve 
Haciéndose humo
Tras unos labios 
De mentira

Anda
Encuentra un rastro nuevo
Que revele 
Sin fin
Tus prejuicios.
Te prometeran 
El más brillante pedazo
De luna
Antes de pasearte 
Por el más profundo mar
Rumía entonces
Y vuelve si quieres
Libre
De todos los secretos