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lunes, 21 de diciembre de 2015

PABLO

PABLO

Siento entumecida mi entrepierna. Aquello que minutos antes era grande y duro aparece  ahora mustio i empequeñecido. Recuerdo tus nalgas turgentes, algo caídas, balanceándose como gelatina sobre mi vientre. Tu estrecho orificio vaginal masajeando frenéticamente mi reluciente glande vibrátil. Todo el placer concentrado en un punto preciso. Te retiras y me miras, sonrientemente desnuda y resplandeciente. Agarras la esponja. La introduces en la palangana y lavas con ella mi torso, mis piernas, mi espalda, mi pecho, mi pene.. Lentamente Me vistes: el eslip y la camiseta de tirantes. No necesito nada más. Acercas la silla y llamas a gritos a Pablo, el auxiliar, para que te ayude a meterme en la cama.Tendré que estar agradecido que mi sexo sea la única parte de mi cuerpo que conserve sensibilidad tras el accidente.



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