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domingo, 17 de mayo de 2015

EN EL ÚLTIMO INSTANTE


"Todo permanecerá quieto allí donde lo deje 
En el último instante: 
Los papeles, los lápices, los garabatos. 
Me llevaré, tal vez, algún beso, una sonrisa, 
Tu añoranza tal vez"  

Enfermó de repente. Sin darse cuenta, sus ojos se colvieron de un rojo perpetuo. Una escozor persistente los humedecía a todas horas. Hacía algunos meses que se había convertido en un hombre con un único pensamiento. Ella se le había instalado en la frente y sonreía. La mañana del adiós no se lo podía creer. Ambos habían despojado sus almas a distancia, enroscándose en la red que todo lo confunde. Hasta que ella, un día, le dijo basta. Que estaban demasiado atados como para soltar las amarras que los mantenían alejados. Que quizás sería mejor dejarlo ahora, que estaban a tiempo. Carlos pensaba qué había hecho mal y no estaba dispuesto a abandonar. El vínculo se le había hecho demasiado fuerte y no sabría desatarse de él. "Caramba! Tanta confianza, tantas confidencias. Y ahora."Se decía con las manos muertas y el corazón seco. Parecía que otra alma dibujara ahora aquella sonrisa que antes le pertenecía.    Un día le temblaron las rodillas al levantarse después de apagar el ordenador y no encontrarla. La había buscado de todas las maneras. Nada. Tecnología asesina. Con cuánta facilidad la había encontrado y con qué urgencia desaparecía ahora más allá de la nube.    Las paredes le giraban. Poco a poco, primero. Vertiginosamente después. Cayó redondo al suelo y no se levantó. Todo fue negro durante un tiempo que no supo medir.    Abrió los ojos. Aquella habitación tan azul no era la suya. No sentía ningún dolor. Sólo una voz que le decía "Estoy aquí"    Al principio, no reconoció aquella voz que le pareció tan dulce. No era su esposa. Intentó respirar fuerte y sintió enturbiarse el aire en sus pulmones secos.     Percibió una mano agarrando la suya. Una mano caliente, lo suponía. Sólo podía ser ella. Casi sin aliento, captó la añoranza de sus pensamientos. Intentó hablar pero nada salió de su garganta. Con los ojos, seguro que ella lo entendería, dijo: "Demasiado tarde."

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