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lunes, 6 de abril de 2015

ZOMBIES

ZOMBIES

   Zombies desmenuzando las aceras de baldosas borradas por el tiempo.  No ven más allá de sus ojos. Avanzan maquinalmente sin detenerse jamás. No sienten, no sufren, no aman. No saben que lloro en cada rincón donde puedo detenerme para respirar. No saben que desinfecto mis srodillas cuando encuentro un portal abierto y me puedo sentar a cubierto en sus escaleras. Saco las gasas y la pizca de yodo que todavía tengo y, con cuidado, retiro la piel que rodea las heridas. Hace tres días que caí en ese peofundo bache lleno de barro y lluvia sucia. Tuve suerte de pelarme sólo las rodillas. A duras penas pude salir. Arrastrándome patéticamente pude entrar en una casa cuya puerta permanecía abierta. No encontré a nadie. Abrí todos los grifos. Todos secos. Hace meses que no sale agua de ningún grifo. Lo sabía y, aun así, no fui capaz de no intentarlo.

   Ya no bebemos agua, ya no tenemos lágrimas.

   Ya sólo podemos pensar en sobrevivir. También nosotros somos como ellos. Igualitos que los zombies. Ellos no aman porque están muertos. Nosotros morimos porque no nos atrevemos a amar. Y el tiempo transcurre imparable y nos pasa por delante aplastándonos  y diciéndonos que ya es tarde. Que no nos queda tiempo suficiente para volver a empezar. Y me rebelo. Y me sublevo ciegamente porque todavía no es la hora. Y en un último esfuerzo salgo a la calle y me enfrento a los rostros ensangrentados que me persiguen día y noche. Les digo que no son de verdad. Que sólo los imagino, intentando marchitar mi corazón y que sus risas y aullidos ya no me asustan. Es entonces cuando se difuminan en el aire pesado y polvoriento de las calles y de las plazas. Que desaparecen dentro de nubes rojas y negras que revientan como globos hiperventilados,
elevándose a gran velocidad hasta ser devorados por los dragones buenos que viven en la estratosfera y nos vigilan y nos cuidan como ángeles de la guardia. Y no nos dejan hacernos daño. Ya sin miedo, te busco por las avenidas desiertas por si quieres acompañarme, sin saber si te encontraré ...
   

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