SEGUIDORES

miércoles, 3 de julio de 2013

LLOVIA

   Llovía. Siempre llovía. 

  Te acercabas y con un fugaz beso desvanecías mis dudas. No sabía cómo, me habías robado el corazón. Nuestras noches eran, ahora, llenas. Los días se nos alargaban  entre gentes que no nos sabían. Sólo mirábamos acercarse la noche y los corazones abrían la piel y se iban, persiguiéndose los latidos. Se encontraban y se mezclaban las sangres ... Aurículas abriendo paso ... Ventrículos bombeando deseos finalmente cumplidos ... Los cuerpos deshechos de sudores deslizantes reían la euforia de poseermos...Y todo giraba y nos arrastraba .... 

   Un día, sin embargo, nada giró. Salimos escupidos por la inercia, centrifugados por la apoteosis de consumir-nos. 

   Y nos dolía saber, intuir, que ya nunca, nunca, nada volvería ser igual ...

     Te vi llegar, como siempre, con ese sonrisa que te encendía el rostro y me alegraba y me hacía nuevo en cada encuentro. Como siempre ... dos besos de amigo y uno largo, de amante, precursor de lo que estaba por llegar después. Esta vez, sin embargo, era diferente. Lo capté en ese último beso. Te ibas. Lejos. Sin tener nada en cuenta ... Sin tenerme en cuenta. "Tengo que irme. No tengo, aquí, futuro ..."

    Desde entonces ya no tengo, tampoco yo, futuro ... 
  
    Y la última noche nos devoró las vidas ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario