La tristeza y la rabia por el abandono la habían sumido en un pozo que no la dejó salir de los concisos límites rectangulares de su tálamo matrimonial, que ahora se le antojaba mortuorio. Las sábanas blancas amarillearon y se acartonaron en torno a ella cual mortaja macilenta. Se volvió exangüe su rostro y sus pupilas verdes se rodearon de un blanco roto cruzado de quebradizos filamentos de azafrán. El día que papá llegó y abrió las ventanas del cuarto por poco no se difumina ella en polvo de estrellas, en motas de luz apagada. Papá pegó cuatro gritos, seis, ocho gritos, diez...agarró a Mariela por la descolorida franela del pijama de invierno y la desnudó. Llenó la bañera de agua helada y la sumergió unos instantes. Mari, como él la llamaba, boqueó intentando atrapar el aire que se le escapaba. Varias veces inspiró, sedienta, y cuando sintió llenos sus pulmones salió, desnuda como estaba, y se abrazó al viejo, trémula y reconfortada.
Mariela se maquilla como nunca antes; ante el espejo ensaya sus antiguas artes de seducción, casi olvidadas, y sale de casa intuyendo vagamente que no va a volver.
Mientras tanto, Mario toma la enésima cerveza en el decadente karaoke...
Esta es la traducción personal de mi blog original en catalán. Está hecha intentando mantener al máximo el sentido original de cada una de sus entradas. Aquí encontraréis, igual que en el original, experiencias vividas y sentimientos a flor de piel. Todo he intentado transmitirlo de manera que podáis sentirlo conmigo. Si en algún momento lo he conseguido, o no, agradeceré vuestros comentarios y, sobre todo, vuestras críticas... Espero que os guste. Gracias a todos.
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jueves, 19 de mayo de 2022
jueves, 12 de mayo de 2022
GROSELLA EN LOS LABIOS
Siente la lluvia por dentro y por fuera. A fuerza de negar el sol la húmeda sensación permanece y aumenta, royendo sus entrañas. Estaba tan tranquila y esperanzada. Si lo hubiese sabido, imaginado siquiera... No deseaba gran cosa, una charla amena, unas tapas, unos ojos verdes (no imprescindibles) y unos refrescos. Una tarde divertida. Una primera cita a ciegas que sólo fuese un comienzo. La había abducido con zalamerías que dio por ciertas y se abrio en canal bajo el paraguas de la nube de los deseos. Quién se lo iba a decir a ella, tan pragmática, tan antigua. Pero la vorágine la engulló y cuando presintió que debía echarse atrás ya fue tarde. Abrió su casa a una última copa para él, la primera para ella. Se perdió un instante en el baño y ya no vio nada más. Al despertar observa en la mesita los dos vasos -vacio el suyo, lleno el del hombre- y comprende el sabor de grosella en sus labios. Entiende el dolor en su vientre mientras busca bajo la cama las bragas perdidas. No encuentra ni rastro del desgraciado, tan solo unas gotas de pis en el baño antes de bajar la tapa.
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