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domingo, 18 de diciembre de 2016

NOWHERE GIRL

NOWHERE GIRL


   Es la primera  vez que llevo una mujer a casa desde la fuga de mi  esposa y solo porque ha sentido ganas de orinar. “Los y las pacientes con migraña prefieren a sus neurólogos o neurólogas rubios o rubias”. Menuda imbecilidad, me digo. Dejo la revista sobre la mesita del salón. Al regreso del baño me dice, siguiendo con sus confidencias, “solo busco que me quieran”. Y en mi  candor le respondo  “yo te quiero”. Y me mira con cara de incredulidad manifestando algo que para ella es una obviedad  “no, cielo, tú no.” Y me pregunto “yo no soy alguien? Porqué no yo?”. Y caigo en la cuenta de que todo lo que parecía  algo no es más que un simulacro para escapar por un corto espacio de tiempo y sin alejarse demasiado de su confortable sinvivir. Y que todo es más superficial de lo que parece. “Eres bajito”. “Ya lo sé y no me importa”. “A mí sí, me retrae tu estatura”.  A ella, que me sobrepasa en dos dedos y quince quilos. Y no me importa que sea gorda y fea si sonríe y achica los ojos cuando me mira. Le acaricio la mejilla volteando su rostro para ver esa mirada una vez más; la beso como creo que le gusta  y  se ahoga; aprieto un poco más y profundizo con la lengua aunque no sea mi  natural  hacerlo así y percibo que se  escapa y coge mi mano. Me detengo  y separo los labios y respira y gira de nuevo la cabeza evitándome con gesto cansino y pienso “adiós” y se va la mariposa posando sus alas en una gota de lluvia que nunca termina de caer..