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lunes, 21 de diciembre de 2015

PABLO

PABLO

Siento entumecida mi entrepierna. Aquello que minutos antes era grande y duro aparece  ahora mustio i empequeñecido. Recuerdo tus nalgas turgentes, algo caídas, balanceándose como gelatina sobre mi vientre. Tu estrecho orificio vaginal masajeando frenéticamente mi reluciente glande vibrátil. Todo el placer concentrado en un punto preciso. Te retiras y me miras, sonrientemente desnuda y resplandeciente. Agarras la esponja. La introduces en la palangana y lavas con ella mi torso, mis piernas, mi espalda, mi pecho, mi pene.. Lentamente Me vistes: el eslip y la camiseta de tirantes. No necesito nada más. Acercas la silla y llamas a gritos a Pablo, el auxiliar, para que te ayude a meterme en la cama.Tendré que estar agradecido que mi sexo sea la única parte de mi cuerpo que conserve sensibilidad tras el accidente.



COMA

COMA

   Hace unos días Luís entró en coma virtual. Primero fue la tablet. Resbaló con una piel de limón que había quedado en el suelo. Se había levantado para ir a sacar una cerveza bien fría cuando el aparato se le escurrió de las manos yendo a caer sobre la mesa de centro, la pantalla hecha añicos, la mesita –de cristal- también.

   Con el Ipad maltrecho bajo el brazo, camino del servicio técnico, un sms le salvó al ir a cruzar la calle con el semáforo en rojo y un tráiler repleto de cerdos aproximándose veloz. Asió el teléfono sin despegar el brazo del cuerpo no fuera a caérsele de nuevo la tablet. En su ímpetu, el pequeño terminal acabó también saliendo despedido. El camión no lo vió. 

   Desde ese día camina con la mirada al frente sonriendo a las señoras que le dicen buenos días al entrar a tomar café al bar. Deja incluso propina y el chino se rie con los ojos cerrados. Ha quedado varias veces con María, clienta habitual,  y hasta la besó la última vez que salieron.

   Hoy ha recibido dos llamadas al fijo. Una le avisa que puede ir a recoger su aparato. En la otra, la compañía telefónica lo  aturde con una oferta irrechazable. 

   No lo duda: permanecerá en coma con María antes que caminar hacia la luz  del final del túnel.

   

   

EL REGALO

EL REGALO

El regalo se quedó en el bus el día que se dijeron adiós. Llovía. 

Hoy la tormenta inunda las calles de un pueblo remoto  y convierte las avenidas desde la parte alta en arroyos  que arrastran todo a su paso. Paraguas rotos, perros y algún transeúnte que bracea a merced de la turbia corriente. Después, las noticias hablan de fútbol.

Apura el tercer café y ella no aparece. Tomaría cerveza pero no quiere dar mala impresión. Lleva una hora en el bar y ya ha rastreado todas las redes sociales y releído los periódicos. La tele da el tiempo. El móvi  continúa en silencio. Ni siquiera un mensaje. Se decide, al fin, por una cerveza que acaban siendo varias. Mira el reloj: las ocho. No puede ser. Comprueba la hora en el móvil: las ocho. Tres horas. Se marcha.

Camina cabizbajo y con la mano tantea el pequeño paquete que guarda en su bolsillo derecho. Llega a la parada del autobús y entonces la ve despidiéndose a besos de un hombre. Sonríen. Ella se acerca sin verle aún. Cuando lo descubre ya sabe que lo ha visto todo. Solo alcanza a balbucear una excusa. No hay discusión. Todo parece claro.

Sube al bus. Al disponerse a bajar, saca el paquetito y lo deja en el asiento...




domingo, 8 de noviembre de 2015

GÉLIDO POZO


No debo perder aquí
Más tiempo.
En este gélido pozo
Que tus labios aún
Pretenden prender
No debo seguir escuchando
Esos desprecios
Que me dedicas
Palabras envenenadas
Cornudo y apaleado
Decimos en casa
Todo para ti y todo lo dejas
Mas no me dejas gozar
Ninguna añoranza.
Ni haces ni dejas
Como el perro del huerto.
Te marchas y no dejas
Que me mueva.
Pues entonces créeme
No me siento culpable
Todo te lo di,
Todo lo dejé escurrir
Empujé el pasado
Por el fregadero
Esperando ser
Tu futuro.
Y al girarme ya no estabas
Y vienes ahora 
A refregarme tu amor
En los morros
Diciendo que no es
Un crimen
Pues entonces créeme
Sé reconocer
El sabor de la derrota
Me lo trago pese a todo
Lo digiero y lo excreto
Por los ojos, por la nariz
Por todos los poros abiertos
Y vuelves a darme
Más cucharadas?
Llámame orgulloso
Trátame 
De pozo de rencor
Pero olvídame
Olvídame como te olvido
Perdóname como te perdono.



sábado, 10 de octubre de 2015

UNAS PUPILAS BLANCAS


BLANCAS PUPILAS

Nada 
Más etéreo
Que un instante
De otoño
Moviendo
Desfasadamente
El silbido de una brizna
Entre dos puntos
Asíncronos
El silbido de una brizna
Perdido en los ojos 
Del agua negra.

Si acaso, lo fuera
La tenue sombra
De tu corazón 
Enjuagándose,
Gritando mi nombre
Sobresaltado
Al detenerse
La confusa luz difusa
De un espasmo
Antes de huir.

Razones.
Pequeñas, oscuras
Colas de sierpes blancas
Que convierten 
Los caminos y existencias
En misterios recogiéndose
Con fuerza
Mientras nosotros
Pasamos revolcándonos
Sobre las hojas
Descoloridas
De octubre.

Disipado el momento
No queda la memoria
Más llena que un dedal
De añoranza
En cada meñique,
Un constante parpadeo
Imperceptible
Que desea tan solo
Revivirte

Pues no seré un día nada más
Que un pedrusco 
En medio de la via
Una via muerta
Un muerto en el armario
Un armario vacío
Un vacío que sube
Por los pies del alma
Un alma oscura
Buscando refugio
Entre tus pechos
Bordeando el infierno,
Estallando de besos
Concéntricos
Con el sol y su luz
Amarillenta
Llenando mis blancas
Pupilas que no duermen
Nunca.

lunes, 28 de septiembre de 2015

BÉSAME


Fuiste llovizna mientras el sol
Roía mis huesos
Sin tregua.
Fuite sol cuando la nieve,
Huidiza, 
Me helaba la sonrisa.
Fueras sonrisa cuando
De noche
Nevaba de veras

Ahora ...

Resumo en un suspiro
Todo el frío de la lluvia
De una mañana de otoño
Imaginando el calor
De las fresas.
Aplasto todos los cristales
De piedras rojas
Del agua que baja
Turbia

La granulosa esfera de fuego
Llena mi garganta de ahogos,
Hirvientes migajas de aceite
Deshaciéndome por dentro
Convulsos estremecimientos
Abriéndo mis huesos, mi piel.

Pero sè que un día
Se irá la tormenta
Que un brillante sol de color lila
Llenará mis pensamientos
Mimándome amoroso 
Hasta que pueda caminar solo.

Así que ..

Bésame
Con las pupilas, con los párpados
Con las pestañas y el paladar
Bésame como quieras
Haciéndome cosquillas
Con el aliento de tus mejillas.

Bésame ...



domingo, 20 de septiembre de 2015

PESE A TODA LA TRISTEZA


Intuyo
Que la noche se esfuma
Cuando ya no sonríe la luna
Con la venida del alba.
Sé que esa sombra
Tatuada sin puntos
Jamás deja una grieta
Pese a toda la tristeza.

Intuyo
Que todas las certidumbres
Devoran lo que es posible
Cuando el apestoso olvido
Se ocupa de nuestro azar
Cuando todos los recuerdos
No son más que tirabuzones
Enredados en una angustia
Pese a toda la tristeza.

Tomo de aquella bandeja
Deseos dilapidados
Concentro la inmensidad
En un solo punto negro
Exprimo agrio mi olvido
Haciéndolo zumo de pomelo
Hasta pudrirlo del todo.
Condenso la sangre cuajada
En la punta de un clavo
Oxidado
Que todavía me hiere
Pese a toda la tristeza
Que perenne permanece
Detrás de todas las curvas.

martes, 15 de septiembre de 2015

MOMENTO

Todo es momento
Y el momento se hace fuego.
Juego de dados merodeando
La suerte.
La muerte de los tiempos
Mortecinos, suspensos, 
Estropeados en el apestoso
Olvido de una gota
Perdida entre mil,
Helada en medio de un invierno
Inmenso que regresa, caliente,
Que gira y revienta
Las voces enmudecidas.

jueves, 3 de septiembre de 2015

ESTA QUEMAZÓN

Esta desazón
Que me devora,
Esta quemazón
Que me descuelga
De las nubes
Mordisqueando mis dientes.

Esta caída libre
Sobre los blandos
Adoquines 
Que esperan la noche.
Este incierto devenir
Que ya no me espera.

Los lunares negros
No son nada más 
Que recuerdos de una
Uña rota
En medio de una noche
Que no llega nunca,
En medio de unos ojos
Que bizquean
Bajo la colcha encendida.

Unos pies que escarban
Translúcidas voces
De fuga.

miércoles, 12 de agosto de 2015

TODO Y NADA

TODO Y NADA

Toda la magia 
atragantándoseme 
De pronto.

Todo el esfuerzo 
desvaneciéndose
En un vacío 
Que todo lo llena.

Todo los estornudos
Del destino 
esparciéndose
A deshoras 
Bajo el sol.

Toda la tierra 
Resoplando
Terremotos de emociones. 
Deteniendo su giro.
Construyendo pequeñas 
Historias complejas.

Ningún indicio de ruido 
Amenazando 
Licuar la arena 
Del fondo de los días
Sin tormenta.

Ningún refugio perdido 
Entre montañas 
En la añoranza de un patio de luces 
De color azul.

Ningun desenfreno 
Escondido más allá 
De esta luna.

domingo, 2 de agosto de 2015

MENTIRA DISFRAZADA



  La Cinta se aburría aquel domingo carcomido de barro de lluvia. Se había levantado tarde, hacia el mediodía. La casa se le hacía inmensa a solas como estaba,  sin nadie. Agustín la había visitado esa noche. Como siempre últimamente, al encontrarse fue todo empuje pero enseguida acabó. La edad no perdona. A nadie.

   Temprano, se fue dejándola vacía. Sin ánimo para nada buscó el telèfono móvil -smartphone les llamaban ahora... smartphone...- Lo encendió y se dispuso a usarlo por primera vez ... Y descubrió un mundo repleto de colores por estrenar. 

Se adentró en una red y se paseó por ella con curiosidad. Encontró muchos falsos políticos, que lo sabían todo de cómo arreglar el país ... Lo arreglaban todo en 140 caracteres. Pensó: "caramba, o todo es muy fácil o los que mandan son muy burros!".  

   Topaba a menudo con quien esparcía al viento sus desgracias. También con quien respondía las respuestas que otros habían respondido a sus respuestas ... bucles infinitos para no decir nada. Estupidos juegos de palabras vacías que no van a ninguna parte. 

   La fascinaban los poetas, que ceñían en unas pocas palabras lo que decían que sentían y que querían compartir. Los había de todo tipo: algunos eran realmente buenos y la emocionaban, otros parecían buenos pero no acababan de dominar aspectos básicos del lenguaje aunque a menudo también la hacían temblar de sentimiento; muchos, sin embargo, se hacían pasar por autores cuando lo que realmente hacían, con total impunidad y desvergüenza, era copiar textos ya escritos por otros, famosos o no ... 

   Encontró también gentes que discutían entre ellos y siempre querían tener la razón, personas que en la red se transformaban y vomitaban odio sobre los que no pensaban igual que ellos; avatares que vertían todos sus gustos musicales o cinematográficos; víctimas perpetuas del mundo y de los otros, que no los entendían; olvidados que aireaban sus vidas y sus amores y desamores, etc ... 

  Pero los que la ponían de peor  humor eran los que pensaban que la red era suya. Los que siempre decían a los demás, así en general, sin concretar nunca nada, cómo no tenían usarla (aquí no se viene a ligar, aquí no se hace poesía; aquí no se puede decir todo, no seáis paternalistas; no seáis obtusos; no repitais siempre lo mismo, pesados. Pero ellos sólo publicaban críticas a los demás, generalidades obvias y mala leche por doquier y siempre estaban rabiosos con todos y se creían víctimas del sistema y por sistema, por no decir genios olvidados y no reconocidos ...

  -Aghh! Ya estoy harta!,-Se decía. Y pensaba -tengo un marido que no es marido, dos casas en las que vivo pero que ninguna es mía, un trabajo que no parece trabajo aunque me gano fabulosamente la vida con el mismo, dos hijos de dos hombres y un hombre con cuatro hijos .. que es aquel que no es marido ... Necesito respirar, abrir mis alas y salir a la calle y charlar .... con gente de verdad, a quien poder oír la voz, mirar los ojos, saber a  qué huelen. A quien poder coger las manos y abrazar si me apetece... 

   Continuaba con el móvil en la mano, deslizando sus dedos por los acantilados de la pantalla. De repente, la mirada se le petrificó en una frase, un final de frase tan sólo, "... mentira disfrazada." 

-Mentira disfrazada, disfrazada ... se repetía una vez y otra ... mentira disfrazada ... y se quedó dormida con el teléfono -perdón, con el smartphone-, entre los dedos y en el pensamiento un único eco de un trozo de una frase .. . mentira disfrazada ... Disfraz....ada...da....a.

                                                          FIN

DORMIR

Dormir
Como gatos entrelazados
En un abrazo blando.
Exprimir el vientre
En tus nalgas
Acoplándonos
Con los ojos cerrados
Y remar en su inercia.

Se deslizan ojos abajo las gotas
De esta lluvia perezosa
Que canta suave en la tarde
Entregiro tu cuerpo mirándote
Mientras despiertas y me sonríes.

Se hace tarde y la sombra
Difusa de otra
Noche oscura se acerca
A escondidas,
Cubriendo mi espalda
Con su aliento apestoso,
Llevándoseme 
Por los caminos del miedo
A perderte.

Y no sé yo
Si un pez de miel de tu piel
Me aplastará sin remedio,
Si alguna vez podré muñir
Tu pecho y alimentarme
Hasta el fin.

sábado, 1 de agosto de 2015

HOY, LA NOCHE


Hoy se acaba la noche
Antes de que el día 
Navegue indeciso
Por la vorágine del no.

Hoy se acaba, la noche,
Antes de que las palabras 
Callen para siempre.
Antes de que, vacías, 
Ya no signifiquen nada.

Hoy la noche no respira, 
Prisionera 
De la luna oscura.
Oscura, la noche,
Como una migaja
De boca de lobo
En medio de un aburrido
Bostezo.

La noche, hoy,
Camina huérfana
Con los pies descalzos,
Sabiendo que no volverá.
Sabiendo que el día
Se la llevará para siempre.

Hoy la noche sabe que mañana
Será otra noche
La que posea mis sueños.

domingo, 12 de julio de 2015

MÓNTAME

   Móntame sin grietas, sin dejar un solo espacio vacío.  Muévete sincronizada de aquella manera especial que sólo tú sabes conmigo. Salpícame de salado sudor frío y no detengas el ritmo. Busca, siempre, la forma de hacerme correr más, exprímeme hasta el desaliento. Escama tu piel en cada roce, en cada vaivén,  entumeciendo tu rostro en un suspiro caliente cada vez que resoples, agitada. No creas que no te siento, sabes que eres especial y me fundo contigo cada vez que regresas. Por la mañana, por la tarde, por la noche. Tu decides.
   Móntame sin vergüenza. Aplástame bajo tus nalgas. Un poquito más fuerte, un poquito más deprisa, un poquito más arriba. Más arriba, más deprisa, más fuerte. Respira después suavemente. Haz estallar mis bombillas licuándome hasta romperme. Escama mi piel de lánguidos colores al calor de tus embestidas y levanta las  piernas cuando veas el final. 
   Móntame y cuando termines sécate bien la cara, los brazos, los pechos. Las piernas, la frente, el olvido. Pero ahora,  cariño, debes irte. Sabes que mañana te esperaré, de nuevo, en el mismo sitio, en el mismo rincón. Vete ahora, amor, que sabes que siempre seré, mientras quieras, tu fiel bicicleta estática.

SILENCIO, RUMOR, ESPANTO

Silencio
Sólo el zumbido
Del estallido de una burbuja
De aire, de hielo, de viento
Refunfuñando en mis sienes.
Sólo el aviso 
Del roce constante
De una idea.

Silencio
Sólo el último aliento
Del náufrago sin tabla
De salvación,
Hélice agrietada 
En pleno vuelo sobre
Las sierras nevadas
De tiempos 
Aún olvidados.

Rumor
De nuevas tormentas
Aproximándose. 
Llenas de truenos sin
Rayos.
Llenas de barro del desierto
Dejado caer sobre
Mis escombros, 
Sobre mis ruinas.

Rumor
De llovizna de fuego
Deshaciendo las piedras 
Gastadas, redondas,
Blanquecinas
Como huevos de cigüeña
Rodando debajo
De nuestro campanario.

Pavor
De ver de nuevo
Llegar la capa negra 
De la hambrienta soledad
Que se me ha de zampar
Lamiéndome los huesos
Hasta la verdad escondida
Tras mis ojos vacíos.

Espanto final, ceguera,
De unos ojos de plomo
Requemando sus cuencas
Llenas de nada, 
Blanco de blancos.
Como ojos de corcho transparente
Pintado de lágrimas negras
Ciegos peces nadando
En la arena...

jueves, 18 de junio de 2015

CACHIMBA

CACHIMBA


Los pequeños monstruos llegaron de madrugada. Caminaban con los ojos cerrados, a regañadientes, asidos a mis manos. Arrastraban los pies y el polvo del sendero que cruzaba los parterres del  jardín se entrometía entre sus dedos descalzos. Habían dejado de lloriquear momentos antes y, por primera vez, los vimos sonreir. Cachimba ladró extrañamente al descubrirlos y en las pupilas de los hermanos un destello brilló fugaz en la noche sin luna.

   Los acostamos sin que quisieran cenar ni tomar nada caliente. En la litera, el chico arriba.  Al darles los besos de buenas noches percibí el frío de sus pieles y la rigidez de sus rostros. No me extrañé. En Rusia no habían tenido el cariño de nadie.

   Las noticias de la mañana alertan de las muertes inexplicables de una pareja de arquitectos jóvenes que acababan de llegar de un largo viaje. Dos años en Rusia para poder salir finalmente del país con sus nuevos hijos adoptivos. Ya se sabe: la burocracia del este.

   Los hermanos, en el sofà de la institución que se ha hecho cargo de ellos, ante el televisor rien y se abrazan como si estuvieran viendo dibujos animados.

  Cachimba yace, exánime, en el parterre grande.

domingo, 14 de junio de 2015

ARENA

ARENA

   Me desperezo rodeado de millones de individuos completamente iguales a mi. El sol nos calienta, inclemente, sin hacer el más mínimo caso a la brisa marina que, impotente, envía sus desvelos a travès de las dunas. Escucho, nítido, el ronquido de los camiones, de las excavadoras, de los tractores. Me siento de repente alzado en vilo, junto a miríadas de hermanos gemelos, todos de mi misma generación. Nos cubren con un toldo de arpillería áspera y la oscuridad nos envuelve, a todos, durante un tiempo indeterminado. 

   Al llegar la noche siento todavía el traqueteo inquieto que nos transporta llevándonos lejos, quien sabe adónde. Al llegar, días después, nos descargan en una cinta transportadora que produce unos chirridos desgarradores. No podemos taparnos los oídos. Somos distribuidos aleatoriamente en unos recipientes cúbicos de los que salimos a toda velocidad dirigiéndosenos alternativamente a otros mucho más pequeños y de apariencia más acogedora.

   Nuevamente, nos levantan. Ahora a peso. Dentro de estos habitáculos estamos más cómodos, más anchos. Ahora, destapados, me doy cuenta de que somos todos exactamente iguales. Nos han separado por tamaños. Los más grandes se quedaron en tierra. Los medianos han ido siendo descargados a lo largo del camino, siempre por orden de mayor a menor. Ya sólo quedamos dos grupos. Doce cubos de vidrio glaseado, seis i seis. Creo que ahora se desprenderán de los seis que llevan la etiqueta roja. La del mío es verde. Efectivamente los seis cubículos marcados en rojo son recogidos por mujeres vestidas de blanco con la boca tapada.

   Vaya por Dios! Nos estan descargando también. Tres jovencitas de complexión fràgil nos cargan en un auto verde con letras marrones que no acierto a leer. Las puertas traseras se cierran de golpencon estrépito. Otra vez el jodido traqueteo. Después de un rato que no soy capaz de precisar el traqueteo disminuye repentinamente. Ahora parecemos deslizarnos por una pista de hielo pero sé que no es cierto. Hemos llegado a la autopista y todo fluye más delicadamente.

   Al fin, con la luz del amanecer entrando por los resquicios de las ventanillas, despierto perezosamente. Escucho un frenazo suave. Y las puertas se abren. Un señor vestido todo de azul coge dos de los cristalinos cubos. Al poco, vuelve y se lleva otros dos para, finalmente regresar por los dos últimos.

   Me introducen –nos introducen- en una habitación de paredes blancas impolutas. Un operario nos recoge con una paleta y nos pesa en balanzas de precisión hasta alcanzar una medición exacta. Con un pequeño aspirador conectado a un tubo, también de cristal, somos absorbido y transportados a unos pequeños vasos de vidrio esterilizado colocados en unas mesas redondas. Los manipulan de dos en dos soldándolos milimétricamente en posición invertida, quedando pegados sin que se note costura alguna,  por sus partes más estrechas.
Nos ponen a secar en hornos de aire y poco después nos sacan y nos entregan a un hombre más viejo el cual, invirtiendo una y otra vez la posición de los artilugios así construídos, da su visto bueno final. Por fin puedo decir que formo parte de una máquina del tiempo: un reloj de arena de última generación, construido para medir las vidas de los  arrogantes humanos.









NOCHE


NOCHE

   La tormenta se desvaneció tal como llegó. Sin avisar. Los últimos fulgores del atardecer lucen concentrados en los muelles metálicos de las pinzas de tender, chorreando las últimas gotas de lluvia. El Arco Iris se insinuó perezoso un rato, por encima de las azoteas, pinchado por las antenas colectivas de la televisión hasta que la noche se lo llevo como recuerdo. Afortunadamente no tendí  la colcha fuera. No me preguntes por qué. Ahora tu rostro aparece recién lavado, como estampado con tinta invisible en las fundas de las almohadas. Puedo ver todos sus contornos cuando me acerco y mi cuerpo está caliente. Se dibujan en ellas nítidamente tus labios rojos, esos que tantos disparates me hacen imaginar. Aquellos ojos tan verdes que cautivan mi entendimiento. Aquellos mechones rubios dejados caer ...

   La tormenta, digo, ha dejado un aire suave de calles limpias y aire transparente. Miro la plaza y la luna reflejada en un charco me recuerda que hace días que no te he visto. Solamente te adivino al otro lado de las ondas del móvil, en la pantalla del ordenador o detrás un icono todavía por abrir. Me iría a dormir si supiera que podría hacerlo pero sé que nuevamente pasaré la noche revolviéndome en la cama y no te encontraré.  Que me levantaré y buscaré mi sueño, en vano, en las diminutas imágenes de los azulejos del baño. Tal vez te diré que te quiero sin borrarlo, tal vez no te diga nada, tal vez miles de besos colapsarán la red, tal vez ... sólo te miraré y engarzaré sueños con la sonrisa de tus ojos. 

   Como quisiera deslizarme por los codos de la noche y encontrarte en un punto de libro, esperándome. Leerte de pies a cabeza hasta el último trazo de amor que me posea inalcanzable, tanto de día como de noche, y disfrutar de un solo pedacito de tu alma mordiéndome. Como quisiera de amor entender que sin ti moriría, hacerte entender que un reflejo de tus ojos sería suficiente para curarme.

sábado, 30 de mayo de 2015

CULPABLE....O NO

   No sabía si aquel chico de aspecto esmirriado i flequillo desordenado había sido capaz de abrir en canal a su propia madre. No sabía si las huellas dactilares del machete eran ante o post mortem. No sabía nada. La absulota mudez del muchacho no le ayudaban mucho a dilucidar si realmente era culpable o inocente. Si pudiera guiarse sólo por su intuición pediría su libertad inmediata,  pero...

    Cuántas veces no se había equivocado?

   Recordaba aún su último caso. Todas las pruebas acusaban a su defendido: la propiedad del revólver, las huellas, la hora del crimen, la ausencia de coartada, incluso un testigo irrefutable...

   Encontró sin embargo el resquicio legal para conseguir la libertad sin cargos para su cliente. Ese truhán consuguió salir incólume de su crimen y ahora la culpa corroía las entrañas del letrado y las llenaba de dudas al respecto de su nuevo cliente, tan aparentemente inofensivo...


domingo, 24 de mayo de 2015

TARDE

TARDE


   Acabo de comer y el estómago ya me protesta. Aún no has venido y la habitación continúa vacía. Fría. No hacen falta explicaciones. No te las pido. Eres libre de todo. De todo excepto de la colcha. Tus ojos todavía están en ella y no creo que se desprendan nunca. Lástima que llega el verano y tendré que doblarla. Tendré que guardarla hasta el invierno que viene y quién sabe si todavía estarás ahí. La siesta me reclama sin misericordia. Me acuesto perezoso en el último día de tus puntos sueltos, deshilachados como siempre. El calor humedece mi cuerpo y se me pega la ropa. Puede que primero me dé una ducha. Salgo fresco y a punto. Abro la ventana y el sol me acaricia. Mi piel todavía blanca recuerda las tardes de verano con añoranza. Pronto el mar me absorberá y nadaré hasta encontrarte, cerca del sol. Hasta el fondo de todos los sueños. Hasta terminar de darte aquel beso que todavía tenemos pendiente. Incluso en los sueños té me escurres huidiza. He cometido muchos errores y no quiero que seas uno de ellos. Bajo la persiana hasta la mitad. Ahora el aire no molesta, más bien se agradece un poco de fresquito en medio de esta densa calor. Me tumbo sobre la cama y te hablo de sueños, de ilusiones en un punto perdido, de deseos interminables. El minino bosteza acostado sobre mis pies. Pongo la mano bajo la colcha y la muevo rápida. Se abalanza como un león se lanza sobre los ñus. Los ojos se me cierran poco a poco. Te pienso en el último instante antes de caer en manos de los sueños, allí donde espero encontrarte. Me invade el sopor y no me doy cuenta que ya duermo. 

   Te acercas lenta y translúcidamente. Con el índice me haces callar y aproximas vaporosamente a los míos tus labios aún rojos. El aire se hace a un lado y el contacto fluye azucarado. Tu suavidad es extremadamente deliciosa, como pétalos de rosa de madrugada. Nos entretenemos un largo rato, denso, intenso, perdiendo de vista los ángeles y los demonios. Mordiendonos ligera y cálidamente, nos separamos. Poco a poco, como si lo supiéramos. Tus ojos de limón esparcen por todas partes la fragancia del momento. Y respiro aliviado viendo el sueño cumplido. Te dejo marchar y sé que volverás. Sólo hemos terminado el primer sueño.

   Despierto sobresaltado. Los truenos estallan uno tras otro y los rayos encienden la habitación. El gato ya no está. Seguro que está debajo de la cama. Cierro la ventana de golpe y bajo la persiana estirando la cinta demasiado fuerte. Baja con estrépito. Me siento en la cama sudando y te recuerdo: te recuerdo besándome ... Por fin, el sueño parece haberme visitado ... Y sonrío, esperándote de nuevo ...

SENTIR

SENTIR

Sentir 
Que el tiempo no se detiene 
Comprender 
Que un día es un día.
Conquistar 
De pronto tus ojos 
Sonriéndome.

Sentir 
Que se nos escurre 
entre los dedos 
Suave 
La madrugada encendida.
Comprender 
Que con los labios abiertos 
Conquistamos 
Sin miedo, 
Todos los deseos pendientes.

Sentir 
Tu primer beso 
Acariciándome el rostro, 
Los labios. 
Comprender 
El roce acogedor 
De tu piel caliente
Haciéndome pedazos. 
Conquistar 
El inquieto desenfreno 
De una palabra al oído, 
Susurrándote
Sin prisa.

domingo, 17 de mayo de 2015

EL RINCÓN DE LOS DISFRACES

  Es frío el desván de los disfraces.

  Mamá tuvo suerte al no ver nada porque, al quedar boca abajo con los ojos muy abiertos, si hubiera estado viva no habría soportado ver aquella alfombra, que tanto le gustaba y tanta ilusión le hacía, toda llena de sangre, ella que siempre llevaba los utensilios de limpieza en las manos.

   Lo vi todo desde arriba de la escalera. Ni siquiera pude gritar. Corrí en silencio hasta el rincón de los disfraces. Casi hago caer a Papá Noel que trepaba por la terraza. Una radio canta villancicos. Todavía no me atrevo a salir.

EN EL ÚLTIMO INSTANTE


"Todo permanecerá quieto allí donde lo deje 
En el último instante: 
Los papeles, los lápices, los garabatos. 
Me llevaré, tal vez, algún beso, una sonrisa, 
Tu añoranza tal vez"  

Enfermó de repente. Sin darse cuenta, sus ojos se colvieron de un rojo perpetuo. Una escozor persistente los humedecía a todas horas. Hacía algunos meses que se había convertido en un hombre con un único pensamiento. Ella se le había instalado en la frente y sonreía. La mañana del adiós no se lo podía creer. Ambos habían despojado sus almas a distancia, enroscándose en la red que todo lo confunde. Hasta que ella, un día, le dijo basta. Que estaban demasiado atados como para soltar las amarras que los mantenían alejados. Que quizás sería mejor dejarlo ahora, que estaban a tiempo. Carlos pensaba qué había hecho mal y no estaba dispuesto a abandonar. El vínculo se le había hecho demasiado fuerte y no sabría desatarse de él. "Caramba! Tanta confianza, tantas confidencias. Y ahora."Se decía con las manos muertas y el corazón seco. Parecía que otra alma dibujara ahora aquella sonrisa que antes le pertenecía.    Un día le temblaron las rodillas al levantarse después de apagar el ordenador y no encontrarla. La había buscado de todas las maneras. Nada. Tecnología asesina. Con cuánta facilidad la había encontrado y con qué urgencia desaparecía ahora más allá de la nube.    Las paredes le giraban. Poco a poco, primero. Vertiginosamente después. Cayó redondo al suelo y no se levantó. Todo fue negro durante un tiempo que no supo medir.    Abrió los ojos. Aquella habitación tan azul no era la suya. No sentía ningún dolor. Sólo una voz que le decía "Estoy aquí"    Al principio, no reconoció aquella voz que le pareció tan dulce. No era su esposa. Intentó respirar fuerte y sintió enturbiarse el aire en sus pulmones secos.     Percibió una mano agarrando la suya. Una mano caliente, lo suponía. Sólo podía ser ella. Casi sin aliento, captó la añoranza de sus pensamientos. Intentó hablar pero nada salió de su garganta. Con los ojos, seguro que ella lo entendería, dijo: "Demasiado tarde."

AEROPUERTO


   Carlos da con sus huesos en el aeropuerto. Se entretiene observando los aviones. Los que llegan y los que se van. Está aquí porque Mireia le ha rechazado. Una vez más. Y ha salido a vagar, errante, sin objetivo predeterminado. Junto con el mar, el aeropuerto es su lugar preferido para soltar las preocupaciones. Ha venido aquí y, mirando los aviones, le ha escrito a Mireia una carta que en realidad quizás es sólo para él mismo. No sabe si alguna vez se la enseñará. No sabe tampoco si la harà pedazos. Bueno, no la romperá porque la tablet no es de papel pero sabe que sólo tiene que pulsar una tecla virtual para hacerla desaparecer. Ahora sonríe amargamente. Sufre el desencanto y el abandono. La incertidumbre y el miedo.

   Imagina que un día ella desaparecerá para siempre y no sabe si lo podrá soportar. A veces se siente celoso cuando es rechazado. Piensa que quizá no ha sabido hacer lo suficiente para que no lo deje. Acaso haya alguien más. No siente, en absoluto, celos del pasado. Tan sólo sucede que imagina que tal vez no es el único y no lo entiende. O quizás sí pero se niega a creerlo.

   Cuando se cansa de los aviones se regresa, ya un poco aliviado. Coge el tren y mientras ve pasar el paisaje su mente se siente lejos. Todo es humo y nada. Huidizas lágrimas luchan por salir y se hace fuerte. "No lloraré. Ya no quiero llorar más." Siente su rostro enrojecer y los ojos a punto de derramarse, pero no llora. Hace de tripas corazón y, sacando un pañuelo de papel, limpia sus mocos en silencio. Un rumano, o búlgaro, o albano-kosovar, pide caridad por los vagones del tren. Simula que no puede caminar y cuando el tren se detiene baja deprisa y sube de un salto al vagón de delante.

   Y Carlos piensa, con amargura y desencanto, que tampoco nunca más volverá a pedir limosna. Porque es orgulloso y piensa que no hay que pedir nada a quien nada quiere ofrecer.

Y, ahora mismo, mientras el tren todavía resopla, piensa que ni siquiera rogará que Mireia le deje la migaja de un beso como prenda.

domingo, 12 de abril de 2015

MAÑANA

MAÑANA

   La mañana me sorprende. Gris como un huevo de Pascua despintado. Por las rendijas de la persiana, todavía bajada, entra a escondidas un aire frío que me desvela. Entre los dibujos de la colcha de punto de ganchillo que la abuela me tejió cuando era un niño raquítico y enfermizo, cliente habitual del practicante y de sus inyecciones de penicilina sin cambio de aguja, vislumbro el boceto de tu rostro y tus ojos mirándome. No es más que un espejismo y lo sé. Pero no puedo evitar imaginar que es verdad. Que yaces a mi lado, traviesa, y me abrazas en silencio, respirándome. Que te susurro aquellas palabras que permanecen latentes esperándote.

   Me levanto, perezoso. Hoy es fiesta aunque no lo parezca. Subo la persiana que chirría en un gemido que se convierte en aullido. Tendré que engrasarla. Heladas gotas de niebla imperceptible anegan los pétalos marchitos de aquel geranio olvidado. El sol se hace de rogar, hoy. El gato se estira y bosteza y salta al alféizar de la ventana a curiosear. No se queda mucho tiempo. Maúlla un poco pidiendo comida: "mau, maau" y sé que solamente quiere jamón york, que no comerá nada más antes. Aún hace frío pero, terco, camino descalzo hasta la cocina; abro la nevera y saco el brik de la leche y dos lonchas de jamón cocido, - siempre he dicho jamón york pero parece que no hay que decirlo así- una para mí, la otra para el gato, que se me mete entre las piernas y frota la cabeza en mis tobillos desnudos. Voy a cambiarme de ropa y hacer hacer un pis. Agarro el móvil y miro las horas que mis contactos más cercanos han entrado en el whatsapp. Repaso la conversación de ayer por si he metido la pata y he dicho tonterías o inconveniencias y tengo que pedirte perdón. Mientras tanto, la cafetera resopla vapor de café negro y la tapa de aluminio amarillento se abre y se cierra en un clap-clap, como un jadeo de pez fuera del agua. Me  tomo el café pensando en ti, que te escondes dentro de los puntos deshilachados de la colcha de la abuela. Hago la cama, cierro la ventana y, subiendo la persiana hasta arriba porque hoy no va a llover, me voy, dejando al gato acurrucándose un lado de la cama, calentándolo para ti con su cuerpo por si quisieras venir. 

lunes, 6 de abril de 2015

ZOMBIES

ZOMBIES

   Zombies desmenuzando las aceras de baldosas borradas por el tiempo.  No ven más allá de sus ojos. Avanzan maquinalmente sin detenerse jamás. No sienten, no sufren, no aman. No saben que lloro en cada rincón donde puedo detenerme para respirar. No saben que desinfecto mis srodillas cuando encuentro un portal abierto y me puedo sentar a cubierto en sus escaleras. Saco las gasas y la pizca de yodo que todavía tengo y, con cuidado, retiro la piel que rodea las heridas. Hace tres días que caí en ese peofundo bache lleno de barro y lluvia sucia. Tuve suerte de pelarme sólo las rodillas. A duras penas pude salir. Arrastrándome patéticamente pude entrar en una casa cuya puerta permanecía abierta. No encontré a nadie. Abrí todos los grifos. Todos secos. Hace meses que no sale agua de ningún grifo. Lo sabía y, aun así, no fui capaz de no intentarlo.

   Ya no bebemos agua, ya no tenemos lágrimas.

   Ya sólo podemos pensar en sobrevivir. También nosotros somos como ellos. Igualitos que los zombies. Ellos no aman porque están muertos. Nosotros morimos porque no nos atrevemos a amar. Y el tiempo transcurre imparable y nos pasa por delante aplastándonos  y diciéndonos que ya es tarde. Que no nos queda tiempo suficiente para volver a empezar. Y me rebelo. Y me sublevo ciegamente porque todavía no es la hora. Y en un último esfuerzo salgo a la calle y me enfrento a los rostros ensangrentados que me persiguen día y noche. Les digo que no son de verdad. Que sólo los imagino, intentando marchitar mi corazón y que sus risas y aullidos ya no me asustan. Es entonces cuando se difuminan en el aire pesado y polvoriento de las calles y de las plazas. Que desaparecen dentro de nubes rojas y negras que revientan como globos hiperventilados,
elevándose a gran velocidad hasta ser devorados por los dragones buenos que viven en la estratosfera y nos vigilan y nos cuidan como ángeles de la guardia. Y no nos dejan hacernos daño. Ya sin miedo, te busco por las avenidas desiertas por si quieres acompañarme, sin saber si te encontraré ...
   

viernes, 3 de abril de 2015

IMAGINAR LA MISMA LLUVIA

A menudo pienso
Que se acabó para siempre
La lluvia.
Que ya ninguna húmeda cueva
Guarecerá mis anhelos
Cuando me queme el sol
Sin piedad
Deshilachando mi piel
Con sus afilados 
Dientes de fuego.

Imagino una pasión inesperada
Darlo todo y soplar fuerte
Sentir el mordisco de una grieta
Y no saber qué cosas 
Me hacen correr 

Y no saber qué hacer

Dejarlo todo por ti
Si un día me lo pides
Todo
Nunca guardarme nada
Anhelar sólo un suspiro,
Juntos,
Del mismo aire.

El mismo vidrio, 
La misma lluvia, 
La misma alegria
De un llanto esperanzado.
El mismo camino,
La misma imagen 
De tus ojos acompañándome.

SI UN DIA


Si un día la corteza 
De tu recuerdo 
Me visita a oscuras 
No pienses que soy 
Inmune ni transparente

Si un día no me quieres más 
Cerca de ti, a tu alrededor, 
Encima de ti, dentro de ti 
No me digas 
Que no me deseabas.

Si un día las noches terminan 
Recordaré siempre el sol 
De tu sonrisa 
Aunque el inmenso luto 
Me agujeree para siempre 
Los ojos tristes.

sábado, 28 de marzo de 2015

ROJO

Rojo
Como un hálito de ansia
Hecho añicos
Como un pedazo de ti
Llenando mis ojos
De afilada pelusa
Roja
Como la sal desgranando
Las heridas abiertas
Todavía
Como un resoplido
Deshilachado
Rojo
Como la áspera vergüenza
Que ahora consume
El poso de esperanza
Que me ofreció tu nombre
Rojo

domingo, 22 de marzo de 2015

NADAR DE ESPALDA

Muero en tus labios

Entreabiertos
Masticando esa sonrisa
Que me encanta
Nado de espalda
Captando bajo mi cuerpo
El tacto ligero
De tus muslos

Abro el camino misterioso 
Sin prisa ni pausa.
Bebiendo el anhelo 
En un suspiro sin viento
Caramelizando tus pezones 
A punto de cruz 
Sorbiendo hasta el fin
Sin dejar de enjabonarte

Me agrieto en una desazón
Que me empuja por dentro
Borrándome
Miro afuera y no vienes
Todavía
Por el camino de siempre.
Extiendo el cuello al cielo
Y grito tu nombre.

Adivinarte las palabras
Que me escondes
Soñar que me buscas
Más allá del sol, del viento, 
De la mar
Soñar encontrarnos
Esparciendo la tormenta
Más allá de los besos estrenados
Pensando que todo es nuestro.

Húmedas metáforas.

Que no seas el objetivo
Sino tan sólo
La consecuencia

Me muero de encogimiento
De tanta lluvia empapando
Todo el enojo y tanta ansia
De quererte reluciendo
En mi cama, en mi prado.


Me muero
Y tendré bastante 
Con un boca a boca profundo
Lamiéndote la espuma 
Del café en los labios

Porque
No sabes cuánto deseo
Deviene llanto en la espera
Cuánta espera, desazón,
Cuánta sombra toma 
Los espacios vacíos 
Cuántos espacios sombríos
Me asedian

Y todo, al fin, 
Es más que lluvia de estrellas
Si puedo saborear
La acidez 
De un buen kiwi a medianoche.