Éramos uno cuando lo fuimos
Ayer que, aturdidos amamos
Aunque sólo apenas intuímos
Que no eran nuestras las manos.
Aún así, amor, nos lavamos
Mútuamente las conciencias
Sabiendo lo que esperamos
Pesadilla de inocencia.
Torpes dedos, no supieron
Alzarte evanescente, fluida.
Se enredaron con tu pelo
Cuando emprendían la huida.
A mordiscos esculpieron,
Escupieron, negra y sucia, tu saliva.
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