SEGUIDORES

domingo, 12 de julio de 2015

MÓNTAME

   Móntame sin grietas, sin dejar un solo espacio vacío.  Muévete sincronizada de aquella manera especial que sólo tú sabes conmigo. Salpícame de salado sudor frío y no detengas el ritmo. Busca, siempre, la forma de hacerme correr más, exprímeme hasta el desaliento. Escama tu piel en cada roce, en cada vaivén,  entumeciendo tu rostro en un suspiro caliente cada vez que resoples, agitada. No creas que no te siento, sabes que eres especial y me fundo contigo cada vez que regresas. Por la mañana, por la tarde, por la noche. Tu decides.
   Móntame sin vergüenza. Aplástame bajo tus nalgas. Un poquito más fuerte, un poquito más deprisa, un poquito más arriba. Más arriba, más deprisa, más fuerte. Respira después suavemente. Haz estallar mis bombillas licuándome hasta romperme. Escama mi piel de lánguidos colores al calor de tus embestidas y levanta las  piernas cuando veas el final. 
   Móntame y cuando termines sécate bien la cara, los brazos, los pechos. Las piernas, la frente, el olvido. Pero ahora,  cariño, debes irte. Sabes que mañana te esperaré, de nuevo, en el mismo sitio, en el mismo rincón. Vete ahora, amor, que sabes que siempre seré, mientras quieras, tu fiel bicicleta estática.

SILENCIO, RUMOR, ESPANTO

Silencio
Sólo el zumbido
Del estallido de una burbuja
De aire, de hielo, de viento
Refunfuñando en mis sienes.
Sólo el aviso 
Del roce constante
De una idea.

Silencio
Sólo el último aliento
Del náufrago sin tabla
De salvación,
Hélice agrietada 
En pleno vuelo sobre
Las sierras nevadas
De tiempos 
Aún olvidados.

Rumor
De nuevas tormentas
Aproximándose. 
Llenas de truenos sin
Rayos.
Llenas de barro del desierto
Dejado caer sobre
Mis escombros, 
Sobre mis ruinas.

Rumor
De llovizna de fuego
Deshaciendo las piedras 
Gastadas, redondas,
Blanquecinas
Como huevos de cigüeña
Rodando debajo
De nuestro campanario.

Pavor
De ver de nuevo
Llegar la capa negra 
De la hambrienta soledad
Que se me ha de zampar
Lamiéndome los huesos
Hasta la verdad escondida
Tras mis ojos vacíos.

Espanto final, ceguera,
De unos ojos de plomo
Requemando sus cuencas
Llenas de nada, 
Blanco de blancos.
Como ojos de corcho transparente
Pintado de lágrimas negras
Ciegos peces nadando
En la arena...