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miércoles, 13 de enero de 2021

SORDERA

No escuché nada de lo que me dijo entre susurros. Simplemente le besé con el ansia de la primera vez sabiendo que sería la última. No fue ninguna película: todo me pareció tan real como la niebla en otoño o mi piel enrojecida en verano. La canción se deslizaba deslabazada entre mis piernas. No podía ser: la moqueta granadilla que iba a poner en su salón contrastaría de pena con mis paredes turquesa. El atardecer acechaba tras los incipientes neones de la avenida. Abrazados en plena calle, sólo podía ser una despedida. Pero aquellos susurros... si pudiera parar un momento la música...si se hubiese quedado atrapado para siempre en aquel pueblucho de la marmota...

Pero no. Aquí estaba, conmigo, con aquella cara de tonto picarón que sabía poner cuando quería parecer simpático. En medio de la avenida con los coches rozándonos los zapatos y mojando nuestras ropas.

Os aseguro que no sé lo que dijo. Tal vez el único consuelo sea que usted tampoco lo sabrá. Elucubrarà, supondrà, imaginará...mas no acertará. Sólo él y Sofía lo saben. Brian Ferry tapando las últimas palabras antes de los créditos y usted llorando en la sala a oscuras, dejando escapar un suspiro.

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