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martes, 12 de mayo de 2020

EL CASTILLO



En verano, la nieve caía blanda. El personal de limpieza amanecía drogado los domingos y todos juntos se bañaban desnudos en el río cuando no estaba helado. Salían con los cuerpos amoratados pero completamente depejados. Tan solo dos de ellos escapaban del remojón. Se dedicaban a encender la chimenea y empalar los alces que devorarían para el almuerzo. Bajaban a la bodega donde almacenaban el vodka fabricado el último año. Los días festivos eran así en el castillo de Novosibirsk cuando el conde estaba con el Zar en Stalingrado. Muchos de ellos morían en estas fiestas y entonces eran pasto de sus compañeros en las noches sin luna cuando estaba cerrado.

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