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jueves, 14 de noviembre de 2019

RESONANCIA



RESONANCIA

La máquina ronca como un triturador de basura atascado. Me quedo dormido. El monótono carraspeo  mece mi sueño. "Por favor, relájese", dice la doctora desde la otra cara del cristal. "Sí, relajado estoy". Entonces hace añicos el vidrio con la cabeza y salta cual chimpancé. Al abrir la portezuela el run-run cesa. Eva, la doctora, entra a gatas en el cubículo. Se desnuda a mi lado pese a la escasa libertad de movimiento y sube a  horcajadas sobre mí. Parece rebuscar en mis pantalones y siento que no aguantaré. "Señor Blas, ya puede salir". Despierto. Tras el cristal, Eva me hace señales.

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